miércoles, 12 de marzo de 2008

REALISMO

RASGOS GENERALES DEL REALISMO.


1. Fuentes: Autores sobresalientes:

En Europa: (Inglaterra) Charles Dickens, (Francia) Honorato de Balzac y Gustavo Flaubert. (Rusia) León Tolstoi, Alexander Puchkin, Fedor Dostoyevski, Nicolai Gogo y Anton Tchejov).

Estados Unidos: Mark Twain.

En España: Benito Pérez Galdós, Juan Valera, José María de Pereda, Pedro de Alarcón, Emilia Pardo Bazán.(como epígonos: Pío Baroja, Azorín)

En hispanoamérica: (Chile) Alberto Blest Gana, (Colombia) Tomás Carrasquilla, (Argentina) Eugenio Cambaceres.

En México: Sólo durante la dictadura de Porfirio Díaz se publicaron cerca de 200 novelas, la producción excede a la de cualquier país latinoamericano. Abarca desde la publicación de Clemencia de Altamirano (1834-1893), a 1919, con la aparición de Fuertes y débiles de José López Portillo.

Autores:

1. José López Portillo y Rojas (1850-1923): Nieves (1886), La parcela (1898), Fuertes y débiles (1919).

2. Rafael Delgado (1853-1914): La calandria (1890) y Los parientes Ricos (1904)

3. Ignacio Manuel Atamirano (1834-1893): El Zarco (1900).

4. José Tomás de Cuéllar (1830-1894): Baile y cochino (1886).

5. Emilio O. Rabasa (1856-1930) La bola (1887), La gran ciencia (1887), Cuarto poder (1888), Moneda falsa (1888) y La guerra de tres años (1891) y de

6. Angel de Campo (1868-1908) La rumba (1890).

En México se siguieron hasta el fin del XIX dos modelos peninsulares de novela: a). costumbrismo regionalista (Pereda) y b) psicológica [1] sociológica (Galdós)[2]

2. Fue la corriente literaria oficial, apoyada por el gobierno de Díaz, por las academias, los institutos científicos y los medios de difusión. Sus autores ocuparon puestos importantes en el servicio diplomático, en la élite intelectual de "Los científicos" del gobierno y en el control de la Academia Mexicana de la lengua y las letras.

3. En la novela: El género por excelencia fue la novela. Se practicó el cuento como expresión de calidad secundaria. Se produjo escasamente poesía y teatro.

Axioma: La mímesis como valor: debe reproducir la realidad contemporánea y el espacio (ambiente) más próximo. Parten del presupuesto de que la realidad es perceptible, cognoscible y transmisible. Se critica lo fantástico, la evasión de la realidad, lo inverosímil.

En México: como había limitaciones para tratar ciertos temas desde cierto enfoque, las novelas eran predecibles y casi inverosímiles, socialmente falsos e irrepresentativos.

Propósito: Crítica social: sólo contra las viejas estructuras (lo mitológico y la vieja burguesía). Se valora: La paz, la estabilidad y la participación social, la independencia de criterio, el progreso.

En México: partían del presupuesto que todo estaba bien, (estructuras sociales y políticas) pero sólo le hacía falta mejorar. La crítica es a los vicios de las personas, pero no del sistema.

Personaje: es la categoría literaria más importante, todos los demás elementos están en función de ellos. Siguen ciertas convenciones: Bildungsroman (novelas que ejemplifican un aprendizaje). Se desarrollan ciertos personajes / tipo (o individuos típicos en la sociedad: avaros, idealistas, adúlteras, violentos, locos, etc.[3] ) o se buscan caracteres (individuos de psicología evolutiva y compleja). Tratan de evitar los personajes caracterizados por contrastes demasiado obvios.

En México: no se desarrollan personajes de psicología profunda, son personajes tipo, a base de contrastes muy obvios.

Temas: como señaló Flaubert se dan en torno a los conflictos surgidos de las tres pasiones: Dinero, Amor, moral. Se ubican en la clase media (pequeña burguesía) en ascenso y en las clases altas en decadencia. (burguesía)

En México: Los temas son; la crítica del mal hacendado, del inmoral rico o del corrupto político de la ciudad, pero no de la hacienda, ni del sistema político o social. Plantean los vicios de la ciudad y de la burguesía para frustrar las aspiraciones de la gente del campo que quiere disfrutar del refinamiento de la capital.

Trama: Presenta todas sus partes[4] en orden lógico y mantienen equilibrio y proporción entre ellas. La estructura es compleja con infinidad de incidentes, de acciones secundarias en torno al protagonista y a los personajes secundarios.

Costumbrismo: se describen en calidad de documento, de estudio social o como análisis de la psicología del personaje.

Tono: Intentan evitar el sentimentalismo y la cursilería del romanticismo (en México se mantuvo mucho sentimentalismo). Buscan eliminar la idealización y los contrastes obvios. Tratan de mantener variedad tonal, pero planeada, modulada; para sostener el interés narrativo. Se introduce el humorismo más no para cuestionar los principios sociales o morales, ni las estructuras políticas, sino a los individuos excepcionalmente negativos en lo moral o se usaba la burla y la sátira contra las clases sociales que aspiraban a ascender socialmente.

El narrador: La novela como mundo cerrado: Un narrador omnisciente (ve todo, sabe todo, juzga todo) todo lo reduce a leyes, teorías. Es un mundo muy racional, pero moralizante.

Técnicas narrativas: Un exagerado detallismo que quiere dar la impresión de que lo descrito es real / objetivo, ya que se dan todo tipo de detalles. Se describe todo alrededor del personaje porque se suponía que ayudaba a definir su psicología. El detallismo imprime un ritmo lento y contemplativo.

Nota:

El realismo mexicano Se confundió con el naturalismo y el modernismo. Algunos críticos como John Brushwood y Fernando Alegría llaman a esta mezcla de tendencias novelística "realismo-naturalismo". Sin embargo, se reconoce como escritor naturalista a Federico Gamboa Santa (1903)[5], Suprema ley, Metamorfosis. Otro naturalista es Porfirio Parra Pacotillas (1899).

El realismo se va aprovechar como el enfoque y la forma de contar la Novela De la Revolución, de la narrativa indigenista y neocostumbrista. Impone la misma visión de mundo a las películas mexicanas de la Edad de Oro (1936-1970), tanto en las comedias rancheras, en el cine indigenista, como en los dramas y comedias urbanas. Se extendió a otros géneros narrativos masivos como las radionovelas y las telenovelas, que son la gran productora de imaginarios de individuo, de comunidad y de nación.



[1] Se concentraba en describir detalladísimamente personajes tipo, lugares y costumbres populares pintorescas.

[2] El énfasis se da en caracterizar psicológicamente personajes complejos dentro de una evolución ante las fuerzas sociales.

[3] El loco, el avaro, el lunático, el tímido genial, el glotón, el ignorante, la solterona, el hipócrita, el adúltero, el vobarde, etc.

[4] 1: Introducción, 2: desarrollo, 3: climax, 4: desenlace, 5: epílogo.

[5] Primer gran Bestseller mexicano, cuenta con casi cuarenta ediciones y múltiples versiones cinematográficas.

lunes, 25 de febrero de 2008

TEMAS DE LA LITERATURA ROMANTICA

Con la difusión del movimiento romántico a los demás países de Europa, ciertos temas y actitudes, a menudo entremezclados, se sitúan en el centro de las preocupaciones de los escritores del siglo XIX.

Anarquismo

Gran parte de los movimientos libertarios y abolicionistas de finales del siglo XVIII y principios del XIX tienen su origen en conceptos de la filosofía romántica como pueden ser el deseo de liberarse de las convenciones y la tiranía, y el gran valor de los derechos y la dignidad del ser humano. Del mismo modo que los temas racionales, formales y convencionales característicos del neoclasicismo estaban abocados al rechazo, los regímenes autoritarios que favorecieron y auspiciaron este movimiento hubieron de enfrentarse inevitablemente a importantes revueltas populares. La política y los temas sociales fueron claves en la poesía y la prosa románticas en todo el mundo occidental, y fructificaron en documentos humanos, notables por su vigor y su vigencia en el mundo actual. El año de 1848 estuvo marcado en Europa por el estallido de graves revueltas políticas, y la corriente romántica fluyó con fuerza en Italia, España, Austria, Alemania y Francia.

En Guillermo Tell (1804), del dramaturgo alemán Friedrich von Schiller, un oscuro montañés medieval se convierte en símbolo inmortal de la lucha contra la tiranía y el gobierno extranjero. En la novela Los novios (1827), del escritor italiano Alessandro Manzoni, una pareja de campesinos derrota finalmente el feudalismo en el norte de Italia. Lord Byron y Percy Bysshe Shelley, que encarnan para los lectores de poesía inglesa la figura del poeta romántico por antonomasia (tanto en su estilo vital como en sus obras), protestaron airadamente contra los males políticos y sociales de la época y defendieron la causa de la libertad en Italia y Grecia. El poeta ruso Alexandr Serguéievich Pushkin, cuya admiración por las obras de Byron es manifiesta, alcanzó la fama con su 'Oda a la libertad' y como muchos autores románticos fue perseguido por subversión política y condenado al exilio.

El desencanto generalizado de los románticos con la organización social se plasmó a menudo en la crítica concreta de la sociedad urbana. La casa del pastor (1844), del poeta francés Alfred de Vigny, manifiesta la convicción de que una morada humilde posee más dignidad que un palacio. Anteriormente Rousseau había afirmado que las personas nacen libres, pero la civilización las encadena. Este sentimiento de opresión se expresó con frecuencia en la poesía, como revela la obra del visionario inglés William Blake, quien en su poema 'Milton' (c. 1808) habla de los "oscuros molinos satánicos" que comenzaban a desfigurar la campiña inglesa; o el largo poema de Wordsworth El preludio (1850), que alude a

"... las sofocantes y atestadas guaridas urbanas donde el corazón humano enferma".

Naturaleza

Uno de los rasgos principales del romanticismo fue su preocupación por la naturaleza. El placer que proporcionan los lugares intactos y la (presumible) inocencia de los habitantes del mundo rural se observa por primera vez como tema literario en la obra 'Las estaciones' (1726-1730), del poeta escocés James Thomson. Esta obra se cita a menudo como una influencia decisiva en la poesía romántica inglesa y su visión idílica de la naturaleza, una tendencia liderada por el poeta William Wordsworth. El gusto por la vida rural se funde generalmente con la característica melancolía romántica, un sentimiento que responde a la intuición de cambio inminente o la amenaza que se cierne sobre un estilo de vida.

La pasión por lo exótico

Imbuidos de un nuevo espíritu de libertad, los escritores románticos de todas las culturas ampliaron sus horizontes imaginarios en el espacio y en el tiempo. Regresaron a la edad media en busca de temas y escenarios y ambientaron sus obras en lugares como las Hébridas de la tradición ossiánica, como en la obra del poeta escocés James MacPherson (véase Ossián y baladas ossiánicas), o el Xanadú oriental evocado por Coleridge en su inacabado 'Kubla Jan' (c. 1797). Una obra decisiva fue la recopilación de antiguas baladas inglesas y escocesas realizada por Percy Thomas; sus Reliquias de poesía inglesa antigua (1765) ejercieron una influencia notable, tanto formal como temática, en la poesía romántica posterior. La nostalgia por el pasado gótico se funde con la tendencia a la melancolía y genera una especial atracción hacia las ruinas, los cementerios y lo sobrenatural.

El elemento sobrenatural

El gusto por los elementos irracionales y sobrenaturales figura entre las principales características de la literatura inglesa y alemana del periodo romántico. Esta tendencia se vio reforzada en un sentido por la desilusión con el racionalismo del siglo XVIII, y en otro por la recuperación de una abundante cantidad de literatura antigua (cuentos populares y baladas) realizada por Percy y los eruditos alemanes Jacob y Wilhelm Karl (Grimm y el escritor danés Hans Christian Andersen o el español Gustavo Adolfo Bécquer, que tanto influyó en los poetas hispanoamericanos. A partir de estos materiales surge, por ejemplo, el motivo del doppelgänger (el doble). Muchos escritores románticos, especialmente los alemanes, se mostraron fascinados con este concepto, que en cierto modo refleja la preocupación romántica por la propia identidad. El poeta Heinrich Heine escribió un poema apócrifo titulado 'Der Doppelgänger' (1827); otra obra basada en el mismo tema es El elixir del diablo (1815-1816), una novela corta de E. T. A. Hoffmann; y lo mismo cabe afirmar de La increíble historia de Peter Schlemihl (1814), de Adelbert von Chamisso, un relato sobre un hombre que vende su sombra al diablo. Mucho tiempo después el gran maestro ruso Fiódor Mijáilovich Dostoievski escribió su famosa novela El doble (1846), un estudio sobre la paranoia de un modesto oficinista.

La coincidencia del periodo romántico con la revolución de independencia en Hispanoamérica favoreció la importación y amplia difusión del movimiento, pero no fue de "las ideas sino de los tópicos, no del estilo sino de la manera, del subjetivismo sentimental". Según un crítico moderno fue más un calco que una ideología.

Los patriotas hispanoamericanos que vivieron en Londres, a principios de siglo, regresaron cargados de influencias y modelos. Las señas de identidad del romanticismo hispanoamericano fueron: nacionalismo, exaltación de lo autóctono, lucha por la libertad, denuncia social y moral.

El declive del romanticismo

Hacia mediados del siglo XIX el romanticismo comienza a dar paso a nuevos movimientos literarios: los parnasianos y el simbolismo en la poesía y el realismo y el naturalismo en la prosa, pero siguió cultivándose en toda Europa y América, sin su carga original audaz, como un calco repetitivo y con gran éxito de lectores.

jueves, 21 de febrero de 2008

GENEROS LITERARIOS (APUNTES)

I. LOS GÉNEROS LITERARIOS

1. Elementos Teóricos

Se entiende por género la clase o tipo de discurso literario determinado por los elementos que tienen en común un conjunto de obras: sus rasgos estructurales, sus temas, etc. El estudio de los géneros ha sido controvertido al paso del tiempo y ha sufrido numerosas transformaciones, pero la clasificación tradicional ha servido como un instrumento para identificar la producción de los autores. El término GÉNERO LITERARIO tiene su origen en la filosofía griega como imitación o representación de la realidad. Este concepto adquiere gran auge con Aristóteles, quien lo define de acuerdo a sus características formales y distintivas de estructura y tema; es así como surgen los distintos géneros.

Las distintas clasificaciones, hasta el siglo XIX, han coincidido en tres géneros[1]: el ÉPICO, EL LÍRICO y el DRAMÁTICO. Algunos autores de diversas épocas han considerado otros como el didáctico, el satírico y el filosófico, pero en la actualidad se ha comprobado que no tienen la fuerza como géneros, por lo que sólo se estudian como parte de las producciones en la época en la que surgen. En el siglo XX se intenta una ruptura con los modelos tradicionales y se replantean como géneros NARRATIVO, POÉTICO y DRAMÁTICO; aunque no es fácil clasificar toda la producción literaria porque los autores recurren a elementos de diversos géneros en un mismo texto. Esto significa que la teoría de los géneros no es rígida ni mucho menos normativa, es decir, no establece parámetros para la creación literaria. En cambio, sí ofrece a los lectores una guía para reconocer las formas, los contenidos y los prototipos textuales que utilizan los escritores.

Algunos autores consideran que las obras que pertenecen a cada uno de los tres géneros constituyen subgéneros literarios. Sin embargo, por sí mismas poseen rasgos característicos que se repiten de uno a otro texto y terminan conformando modelos clásicos; por esta razón pueden considerarse géneros por sí mismos. En este caso se encuentran la novela, el cuento, la tragedia, la comedia y otros.

Los géneros literarios están sujetos a la evolución, ya que el momento histórico puede determinar la preponderancia de un género literario y por tanto una mayor evolución y cambios en sus características; por tal motivo es necesario estudiar un texto literario desde la perspectiva de la época y el pensamiento filosófico de su autor.

GENERO ÉPICO-NARRATIVO

Requiere un Narrador que relata y describe sucesos reales o imaginarios que constituyen una historia. El narrador puede ser ajeno a ésta o formar parte de los personajes, a quienes, a veces, les permite hablar directamente (mediante diálogos); ellos interactúan en un espacio y tiempo determinados, mismos que el narrador describe. Los textos antiguos usaban el verso, los actuales, la prosa. En éste género podemos considerar:

La Fábula

Es una composición breve en la cual se desarrolla una acción e intervienen diferentes tipos de personajes: animales, plantas,, elementos de la naturaleza o personas. La fábula tiene un fin didáctico; escrita en prosa o en verso contiene una moraleja o enseñanza moral. Su origen se remonta al Oriente, después se extiende a Grecia y a Roma, posteriormente a las naciones modernas.

La Leyenda

Leyenda proviene del latín legenda que significa lo que se ha de leer. Es una composición en verso o en prosa cuyo asunto es histórico, tradicional o legendario, la cual ha sido enriquecida con elementos populares fantásticos que se transmitían en forma oral. La leyenda nace de la necesidad de explicar los fenómenos incomprensibles. Narra un suceso que supuestamente ha ocurrido en un determinado lugar. Aparecen en ella elementos y personajes fantásticos o sobrenaturales, en un ambiente misterioso, relacionados en muchos casos con las creencias religiosas.

Las leyendas más antiguas provienen de la India, otras surgieron durante la Edad Media y se prolongaron durante todo el feudalismo. Actualmente, el modelo castellano son las leyendas de Adolfo Bécquer: La ajorca de oro, el rayo de luna, ente otras.

El Cuento

El cuento es un relato breve y artístico de hechos imaginarios que se relacionan con una situación real. Surge de las narraciones orales de sucesos fantásticos; se caracteriza por la presencia de un narrador que cautiva el interés de lectores u oyentes.

Originalmente se creó con el fin de dar una lección moral o de inculcar normas de conducta. Este tipo de narrativa abarcaba desde lo trágico y heroico hasta lo cómico y burlesco, o de lo fantástico a lo realista. El cuento es una narración oral o escrita, de extensión corta en comparación con la novela. Se identifica por su asunto analítico en el cual se elimina todo lo superfluo (descripciones inútiles, si el pasaje no es parte importante de la acción).

Levin Schücking dice que el cuento moderno se puede comparar con el trabajo de un matemático por sus fórmulas cortaas y elegantes; el cuentista debe dar una historia en un espacio breve. Al cuento se le ha definido como “llevar la cuenta de algo”. En general, es un escrito en prosa de carácter imaginativo, costumbrista, didáctico y anecdótico. En él participan pocos personajes y tiene un final inesperado el cual impresiona al lector.

La Novela

Es una obra literaria, en prosa, de cierta extensión, que describe sucesos humanos en la cual se mezclan elementos de ficción y realidad. La novela nace de la observación de la naturaleza, las costumbres y los caracteres de los hombres. De distingue del cuento en que generalmente es más largo, su estructura más amplia y compleja, tiene mayores acciones y personajes. Por su larga extensión se divide en capítulos y se manejan distintas ideas o temas.

Los temas que predominan en la novela del siglo XX son la sensualidad, el tiempo, la infancia, el fracaso,, etc. En la novela moderna se le da un nuevo sentido al tiempo literario, así como al tiempo interior del personaje; también se caracteriza por la importancia que se le ha dado a su expresión estética y a las cuestiones estilísticas.

La Epopeya

Es la narración poética de una acción grande, memorable y extraordinaria, capaz de interesar a un pueblo y, a veces, a la humanidad entera. Ejemplos de epopeya son: La Iliada de Homero, la Eneida de Virgilio, el Mahabharata y el Ramayana, entre otros. Los elementos principales de la epopeya son: la acción, los personajes, el plan, el estilo y la versificación.

La epopeya es el poema de mayor extensión, formado por miles de versos divididos en cantos o libros. Las partes –formales- en que se divide la epopeya son: proposición, invocación, exposición y narración.

La epopeya en vez de cantar las hazañas de un héroe individual, expresa el ideal de todo un pueblo o nación, que han sido fundamentales para éstos, ensalzando los sentimientos y creencias de su gente. Intervienen héroes dotados de poderes sobrehumanos y dioses. Por eso, la acción que narra es grandiosa con elementos sobrenaturales y maravillosos.

Cantares de Gesta

Reciben este nombre los cantares épicos que se escribieron durante la Edad Media. Narran hechos casi siempre violentos, guerras, venganzas, hazañas (gestas), etc. El protagonista es un héroe descrito como un ser excepcional: valiente, generoso, fiel. Con este nombre se denomina a los primitivos cantares heroicos castellanos, compuestos para ser cantados por los juglares en algunos espectáculos públicos o privados.

El cantar de gesta español más importante es el Poema del Mio Cid. La estructura formal del poema es de dieciséis silabas con una cesura (pausa central) en medio; sin embargo, por ser poesía popular, el metro puede ser muy irregular. Se desprende de la epopeya y se caracteriza porque se desarrolla una acción y una historia concretas.

GENERO LÍRICO-POÉTICO

Exalta la interioridad de quien escribe; refleja sus sentimientos, emociones y sensaciones. Se manifiesta la sensibilidad del autor. Su característica principal es la abundancia de figuras retóricas, un ritmo musical, un lenguaje bello y la alteración lógica de las palabras. Algunos poemas tienen elementos narrativos, pero siempre predomina el propósito de expresar la subjetividad. La voz que habla en el poema se reconoce como sujeto lírico (o voz poética). La forma dominante en este género es el verso, aunque muchos poetas, en la actualidad, han preferido la prosa. Entre las obras poéticas se encuentran:

La Oda

Del griego odé= ode (canto), poema que se cantaba con el acompañamiento de la lira. En él se reflejan los sentimientos del autor: melancolía, añoranza, protesta. Hoy en día las odas se distinguen por su brío y energía del sentimiento. De acuerdo con su temática se clasifican en sagradas, de ideas religiosas; heroicas, de grandes hazañas y filosóficas o morales.

El Himno[2]

Fue una de las primeras composiciones líricas. En un inicio fue hecha en honor a los dioses. Actualmente el himno es una composición poética de tono solemne que canta y ensalza las hazañas o las virtudes de un héroe o de una nación; puede celebrar la victoria de un ejército e incluso hablar de la llegada de la primavera o referirse a un acontecimiento importante de tipo social. Se distingue de la canción y de la oda por su carácter popular y religioso. El himno supone el concierto de una multitud para la interpretación de los sentimientos y de los entusiasmos.

La Elegía

La elegía es un canto fúnebre o de lamentación, fue en su orígen un pequeño poema dedicado a cantar la muerte de una persona querida. Después se extendió a lamentar las desgracias de las familias, lo desastres nacionales y mundiales, y hasta las desdichas e infortunios del amor. Existen dos tipos de elegía: la heroica, que habla de desgracias públicas, y la personal, que exalta las penas del poeta.

El Soneto

Es un poema originario de Italia. Se compone de dos cuartetos y dos tercetos, con un metro endecasílabo (de once sílabas). Usualmente, en las dos primeras estrofas se expone la idea; en el primer terceto se da una conclusión de lo expuesto; en el segundo terceto, el poeta revela, de manera concisa y rotunda, su sentimiento o una imagen notable.

La Canción

Surge de la imitación de la poesía italiana que se recitaba o se leía. Es posible que Petrarca fue el primer poeta que las popularizó con su famoso libro Canzone. Posteriormente fue cultivada por los poetas de los siglos de oro de España. El tema de la canción es amoroso o de tono vibrante y apasionado. Es un poema de tono contemplativo y subjetivo, de variedad de formas y riqueza métrica (número d sílabas en un verso).

La Cantata

Es un poema de forma pequeña, destinado a ser cantado, parecido a una ópera en miniatura. Su estructura consta de dos partes, una para ser cantada y la otra recitada.

La Balada

Sus orígenes se encuentran en las poesías inglesas y alemanas. Se caracterizan por su expresividad en forma dramática o narrada que expresa un sentimiento delicado y profundo de trascendencia filosófica, que va revestida de un tono sentimental y melancólico. Es de extensión métrica libre.

GÉNERO DRAMÁTICO-TEATRAL

Coincide con el género narrativo en el relato de una historia, pero a diferencia de éste, son los personajes quienes la viven directamente. Es decir, la historia se representa. El texto se escribe en diálogo con la intención de que las acciones se actúen. También se ubica en un tiempo y un espacio, los cuales se determinan mediante acotaciones (escritas con letra cursiva, entre paréntesis, para no confundirlas con los diálogos) que más tarde se traducirán en escenografía, vestuario, coreografías y otros elementos teatrales.

En el género dramático la acción se vuelve el eje fundamental y determinante de los contenidos del mundo. Todo drama se subordina a la acción y se evitan los hechos innecesarios, los personajes inútiles, las descripciones de relleno. Lo que interesa es resaltar los acontecimientos de la figura humana sin importar el tiempo. Los elementos que lo conforman son: la mímica, la voz, el desplazamiento, el silencio y la representación, ya que cumplen una función comunicativa. La obra dramática debe ser concisa, de lenguaje directo y en forma de diálogo. El mundo dramático está constituido por la acción, los personajes, las situaciones y la representación. No debe confundirse drama con teatro, porque el primero representa al mundo de la acción, mientras que el segundo es el lugar donde se representan las escenas.

Las obras, desde la antigüedad hasta el Renacimiento y algunas siglo XIX, se escribieron en verso. Las obras contemporáneas han preferido la prosa. Algunas obras que pertenecen a este género son:

Tragedia

La tragedia nace en Grecia. El vocablo tragedia se deriva de Tragós (tragoz) que significa “macho cabrío” o canto del chivo. A ese canto se le llamó ditirambo, es decir, un canto coral donde los hombres cubiertos con pieles de macho cabrío cantaban y danzaban desenfrenadamente. Se daba lugar en las fiestas dionisiacas. Eran fiestas dedicadas a la lujuria y el desorden. Los más grandes representantes de éste género en la Grecia antigua fueron: Esquilo, Sófocles y Eurípides.

La tragedia es una obra dramática en la que se representa un hecho grandioso, en el cual intervienen personajes heroicos y hay un desenlace catastrófico, provocando en el espectador horror y piedad por aquellos personajes que no pueden alterar su destino. El asunto que trata es un conflicto de la vida humana.

Presenta personajes de alto rango, dominados por fuertes pasiones que les arrastran a graves conflictos y tensiones entre sí, con un lenguaje exaltado y sublime. El protagonista o héroe, ejerciendo su libertad o ayudado por algún dios, decide y actúa en contra de las normas establecidas, se produce así una situación de trasgresión. En contra de él actúa el antagonista, que puede ser un hombre, un grupo –también ayudado por otros dioses- o un conjunto de circunstancias adversas a la acción del héroe y que representan y tratan de mantener el orden religioso-moral. El conflicto desemboca siempre en la catástrofe (muerte del héroe), triunfando así la justicia divina o venganza de los dioses por el pecado de trasgresión y restableciéndose la situación inicial.

La contemplación de la tragedia producía en los espectadores la catarsis (liberación o purificación), al participar, aunque sólo fuera pasiva y ficticiamente, con sentimientos de piedad y de horror, en la representación trágica, que era un auténtico rito religioso.

Comedia

Es una obra teatral cuyo fin es divertir al público. En ella se presentan problemas de la vida cotidiana en la cual se ridiculizan las costumbres y los conflictos, dándose una serie de enredos y situaciones equívocas; aborda el asunto en un tono festivo y ligero, y su desenlace es feliz. La comedia también tiene su origen en Grecia, a partir del culto y del rito dionisiaco. Se caracteriza por ser rural, pues en el campo se celebraba la vendimia (relacionada con la recolección de la uva). Sus cantos eran una mezcla de himnos rituales. Su proposito era la enseñanza: corregir y divertir. El lenguaje es popular.

Los temas de la comedia pueden ser variados; los hay desde la política hasta situaciones sociales. Sus máximos representantes son, entre la cultura clásica: Menandro y Aristófanes (griegos); Plauto y Terencio (latinos); en el siglo XVII Molière y La Fontaine (Francia); en el siglo XVIII Goldoni y Gozzi (Italia); en el siglo XIX Bulwer Lytton, Ayron (Inglaterra); y José Zorrilla (Don Juan Tenorio) y López de Ayala.

Drama

En el drama se representa una acción de la vida cotidiana. En él se mezclan elementos trágicos y cómicos. Presenta un conflicto importante y doloroso, como en la tragedia; pero los personajes son seres normales, como en la comedia, ya que en este tipo de obra se combinan lo sombrío y lo doloroso, lo cruel y lo patético[3], lo cómico y lo risible, el desenlace es el que desee darle el autor, de acuerdo con el asunto; por lo regular éste suele ser patético.

Melodrama

Se trata de un espectáculo en el que el texto hablado se integra con la música. La forma, que ya comenzó en el antiguo teatro griego, se hizo popular en el siglo XVIII y un gran ejemplo de ello es la Ópera del mendigo (1728) del dramaturgo inglés John Gay. Asimismo han sido incorporadas secciones de melodrama en obras de compositores como Ludwig van Beethoven (Fidelio, 1805), Carl Maria von Weber (Der Freischütz, 1821), Giuseppe Verdi, Richard Wagner, Richard Strauss (Enoch Arden, 1898) y Arnold Schönberg (Un superviviente de Varsovia, 1947).

Por extensión, el término melodrama ha sido finalmente aplicado a cualquier obra con trama romántica en la que el autor manipula los acontecimientos para actuar directamente sobre las emociones del público sin tener en cuenta la lógica o el desarrollo del personaje. Su función primordial es divertir. En el melodrama los personajes viven con frenesí; su forma de sentir y mirar el mundo es exagerada y se mueven en circunstancias originadas a partir de valores contrapuestos: amor/odio, bien/mal, amor/deber. El mundo presentado por el melodrama es simple y maniqueo. Ha gozado de popularidad en diversos periodos y se ha abusado tanto de su forma que la palabra melodramático ha alcanzado un valor despectivo referido a obras efectistas, inverosímiles y de escasa proyección artística.

Buenos ejemplos de este género son Misantropía y arrepentimientos (1789) del autor alemán August von Kotzebue, y los populares melodramas de finales del siglo XIX y principios del XX, consideradas lacrimógenas obras sin valor literario, de Dion Boucicault o la dramatización (1853) de la novela La cabaña del tío Tom (1853) de Harriet Beecher Stowe. En España destacan los melodramas de José Echegaray y Jacinto Benavente, ambos ganadores del Nobel de literatura en 1904 y 1922 respectivamente. El género durante el siglo XX se plasma en series de películas que se valen de recursos melodramáticos como el suspense y otras emociones intensas propias de películas románticas, policíacas, de terror y todas aquellas que producen en el espectador un ejercicio emocional intenso. Las telenovelas de televisión utilizan también estrategias melodramáticas.

Farsa

Obra teatral cómica que se representaba con la finalidad de hacer reír a su público. La farsa era presentada por las compañías ambulantes de iban de pueblo en pueblo; la escena era improvisada por sus actores, cuyos personajes presentaban rasgos exagerados, muy próximos a la caricatura y ridiculizados por el autor. Actualmente la farsa es una obra cómica de carácter grotesco.



[1] La primera clasificación de los géneros literarios pertenece a Aristóteles, quien los redujo a tres: épica, lírica y teatro. El primero ha extendido su significado, al incluir la novela, a la noción más amplia de narrativa. Pero el género, entendido como conjunto de constantes retóricas y sígnicas o semióticas que identifica y reúne a varios textos, se va conformando históricamente. Por tanto, resulta muchas veces difícil fijar rígidamente los límites entre lo propiamente narrativo o épico-narrativo, lo lírico o poético y lo dramático o teatral.

[2] Los Himnos nacionales, son canciones oficiales de las naciones en honor del espíritu de la patria. Algunos himnos loan específicamente a un personaje o suceso histórico; otros exaltan la belleza del país. Algunos son simples melodías sin letra, a veces no más largas que una breve fanfarria.

[3] adj. Que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía.

MOLIÈRE CINE

http://www.golem.es/moliere/descargas.php

miércoles, 20 de febrero de 2008

CUENTOS Y LEYENDAS EN MP3

http://home.cc.umanitoba.ca/~fernand4/lectura.html
http://www.radioteca.net/temas.php?t=5&st=10
www.podsonoro.com

GENEROS LITERARIOS EN LA RED

http://roble.pntic.mec.es/~msanto1/lengua/genelite.htm
http://www.contraclave.org/literatura/generos.pdf

ARQUITECTURA Y RACIONALISMO

Winckelmann nunca creyó que la Naturaleza pudiera ser objeto de imitación, ni para las artes figurativas ni para la arquitectura. Sin embargo, los racionalistas, suspicaces con la autoridad de la Antigüedad, buscaron en la Historia o en la Naturaleza los orígenes del lenguaje, buscaron una gramática que legitimase sus reglas en la funcionalidad de la forma. En la medida en que la arquitectura antigua, la clasicista o las normas y reglas de Vitruvio se alejaban de ese principio fueron criticados o directamente no tomados en consideración. Y, sin embargo, neoclasicistas y racionalistas intercambiaban con frecuencia sus papeles, de tal forma que unas veces el clasicismo se vestía de racionalismo y al revés, sobre todo cuando de criticar la tradición barroca y rococó se trataba. En la aspiración común a la simplicidad, algunos teóricos y arquitectos buscaron no sólo en la arquitectura antigua, sino, fundamentalmente, en la Naturaleza, principios atendibles para la práctica de la arquitectura. Posiblemente el más conocido de ellos sea el propuesto por un jesuita francés, Marc-Antoine Laugier (1713-1769), en su "Essai sur l´architecture", publicado en París, en 1753, y que constituye el manifiesto de la nueva arquitectura. En el tratado, lleno de implicaciones para la teoría y la práctica arquitectónicas posteriores, y donde se pueden encontrar desde una defensa de la racionalidad constructiva del gótico a la consideración de la ciudad como un bosque en la que debe reinar la variedad como regla compositiva, la propuesta más importante era la de considerar la existencia de un modelo natural de la arquitectura que para Laugier no era otro que el de la cabaña primitiva, viejo mito vitruviano sobre el origen de la construcción y que ahora servía para juzgar, desde unos principios fundadores, la corrección o incorrección de un proyecto o de un edificio. La cabaña no sólo proponía un abc de la arquitectura,, que no era otro que el de la relación entre soporte, entablamento y frontón, sino que, además, establecía un principio emblemático para la arquitectura posterior: la defensa de la columna exenta que soporta un entablamento recto, lo que implicaba la crítica al uso tradicional de pilastras y arcos en los edificios. Estas consideraciones, por otra parte, contribuyeron a considerar la arquitectura arquitrabada griega como la más próxima a la Naturaleza, frente a la romana o la del Renacimiento y Barroco, pero también a tender un lazo de continuidad con la tradición nacional inaugurada por Claude Perrault en la Columnata del Louvre, con una galería de columnas pareadas que sostienen un entablamento recto.Las ideas de Laugier no eran enteramente originales, ya que muchas de sus propuestas habían sido anticipadas por un tratadista francés anterior como fue J. L. de Cordemoy en su "Nouveau traité de toute l'architecture" (1706 y 1714), especialmente las relativas a la exaltación de la columna exenta, entendida en términos de percepción visual y claridad estructural, lo que le llevaría también a elogiar la arquitectura gótica por su transparencia y carencia de muros. La columna acabaría convirtiéndose en emblema de la arquitectura del siglo XVIII, hasta el punto de que Blondel llegó a quejarse del uso obsesivo que de ella hacían los arquitectos jóvenes. El propio Laugier llegaría a proponer en su tratado un modelo de iglesia ideal que habría de disponer en su interior de columnas pareadas a la manera de las de Perrault en Louvre, mientras que Cordemoy había llegado a considerar la belleza y claridad litúrgica de la Basílica de San Pedro en el Vaticano si en vez de ordenar su espacio interior con pilastras y arcos lo hubiesen hecho sus arquitectos con la columnata arquitrabada de Bernini, dispuesta en el exterior.El modelo natural de la cabaña primitiva no fue compartido por todos los teóricos y arquitectos, ni tan siquiera por los racionalistas y funcionalistas. Winckelmann, Piranesi o Lodoli, buscaban el origen y modelo de la arquitectura no en la Naturaleza, sino en la Historia, en las arquitecturas primitivas, egipcias, etruscas o griegas. Pero la corrección moral de aquella edad de oro en la que apareció la cabaña originaria siguió ejerciendo una enorme fascinación durante todo el siglo, a pesar de que algunos teóricos y arquitectos llegaran a proponer una alternativa a la columna de madera señalando la existencia de otros modelos naturales como los bloques de piedras de las canteras o los de las culturas primitivas, lo que, por otra parte, permitía recuperar la pertinencia constructiva y compositiva de la pilastra, aparentemente expulsada del territorio conceptual de la arquitectura. Piénsese, además, que los jardines de la Ilustración, pintorescos o no, se poblaron de cabañas, menhires y dólmenes, como si se tratase de laboratorios de las nuevas teorías arquitectónicas: la Naturaleza y la Historia parecían encontrar un lugar sin conflictos en el espacio del jardín.Fue Carlo Lodoli el que posiblemente se opuso con mayor insistencia al origen natural de la arquitectura propuesto por Laugier. Para este franciscano, cuya influencia intelectual en la Venecia de los años centrales del siglo fue muy importante, es la racionalidad de la construcción y de la función la que debe dictar la forma, la apariencia, el lenguaje de la arquitectura. Antivitruviano y anticlasicista, raro coleccionista de pintura medieval y primitivos italianos, que llegó a ordenar por escuelas; aunque alguno de sus discípulos intentó disculpar esa dedicación por el hecho de que dispusiera de pocos recursos para adquirir otro tipo de pintura, fue llamado el Sócrates de la arquitectura. Habituado a la dieta pitagórica, siempre consideró la arquitectura en términos matemáticos, de estática y resistencia de materiales. Su doctrina la dictó siempre oralmente y fueron sus alumnos los que transcribieron sus ideas, aunque no siempre fielmente, como ocurrió con Francesco Algarotti y su "Saggio sull'Architettura", de 1759, escrito en realidad para responder al "Essai" de Laugier.Muchos de ellos, como pensaba Andrea Memmo, noble veneciano y su más atento divulgador con sus "Elementi di architettura lodoliana" (1786), atribuían a Laugier un plagio intelectual de las ideas de Lodoli, lo que no es enteramente cierto. De hecho, como ya he señalado, este último consideraba un procedimiento falso el principio de la imitación de la cabaña primitiva como modelo natural de la arquitectura, ya que las características materiales de la madera no pueden transcribirse a la piedra o al mármol, sino que cada material impone un tipo de ornamentación y de lenguaje diferente, de tal forma que sólo lo que esté en función estructural y constructiva en un edificio debe estar en representación, debe hacerse figurativo. Esto le llevaba a criticar buena parte del vocabulario clásico y a elogiar arquitecturas como la primitiva, etrusca o la egipcia, en las que coincidían, según Lodoli, función y representación, defendiendo además la simplicidad de los lenguajes como aspiración a una arquitectura funcional y racional.Frente al rigorismo e intransigencia de sus planteamientos, Algarotti llegó a insinuar que si los órdenes que imitan los modelos de madera, es decir, todos los conocidos, deben considerarse falsos, ya que función y representación no coinciden, resultaría que la mentira puede llegar a ser más bella que la verdad. En todo caso, las teorías de Lodoli y Laugier ponen a punto ideas sobre la Historia, la Naturaleza y la Razón que sólo circunstancialmente tienen algo que ver con el neoclasicismo de un Winckelmann, tanta era la distancia entre quienes entendían la Historia en términos de progreso y los que la veían como algo circular.